5 semanas 3 días

Imagen de Anoia
Anoia
3 Junio 2018

Temo que no tengo más notitas diarias que transcribir, pues las obligaciones y la lectura consumen todo mi tiempo. Estoy viviendo un periodo de enorme estrés debido a exámenes e inaplazables entregas de trabajos que, sumado a otros problemillas previos, me impiden el adecuado ejercicio de introspección diaria que ahora se transforma en reflexión dominguera. 

Lo positivo: ya he vivido varias situaciones, tanto placenteras como estresantes, que he superado bastante bien sin fumar. Desde que empecé me han ayudado mucho varias cosas:

  1. Infusiones: muchas y variadas, a todas horas, a ser posible sin cafeína/teína, aunque sigo tomando mi café mañanero, todo sin azúcar. Frutos secos, chocolate con el mayor porcentaje de cacaco disponible y palitos de zanahoria con una salsa de yogur cremoso natural y eneldo. El peso sigue ahí, ahí, algún homenaje amenazó con subir de los tres kilos pero parece que se mantiene.
  2. Ejercicio: también variado, al menos 5 horas a la semana, relativamente suave, que son muchos años sin moverme. Aún no pongo a prueba el fondo, pero mi elasticidad y fuerza mejoran por momentos. No quiero parecer una obsesa y sé que esto ya lo dije respecto a la capacidad pulmonar, pero ¡cómo mejora el sexo!; ni "ponte asá, que pesas mucho", ni un tirón traicionero, ni nada.
  3. Lectura sobre tabaco y adicción: en esta mi obsesión investigadora voy poco a poco reuniendo una pequeña base de datos sobre tabaquismo que me gustaría compartir y comentar más adelante. Los antiguos blogs de esta página también están llenos de testimonios estupendos, algunos con muy buena calidad literaria. También leo sobre técnicas de relajación y de control de las emociones, mi asignatura pendiente es ponerlas en práctica de manera sistemática para que sean realmente efectivas cuando las necesite.
  4. Expresión de sentimientos / aburreovejas: escribiendo un diario, pero también conversando con mi marido y mis amistades, o incluso con mi hija, a la que he soltado unas chapas impresionantes para que no empiece a fumar, ahora que se acerca a la edad en que yo lo hice.
  5. Lo que llaman "enriquecimiento ambiental": Un entorno de cero tabaco por una parte, que ahuyenta los estímulos para fumar, y una gran variedad de actividades alternativas agradables: el mencionado ejercicio, crucigramas y sudokus, escuchar o tocar música, una conversación, tomar el sol, bailar, ir al parque, eventos al aire libre, excursiones, cine... Tengo unas cuantas actividades de recambio por probar, como tejer o hacer ganchillo (nunca aprendí) o libros de estos de pinta y colorea con mandalas u otros diseños, que ahora se llevan mucho entre adultos...

Lo negativo: Tras 38 días sin tabaco (tan poco y parece que hubiera pasado una eternidad) sólo puedo decir que las cosas siguen más o menos igual que hace dos semanas. Psicológicamente atravieso un momento de, llamémoslo resignación. Me resigno a no fumar como si padeciera una enfermedad terminal u otra "causa de fuerza mayor" semejante que me lo impidiera. Me resigno a no fumar como me resignaba a fumar cuando quería dejarlo pero no me atrevía a intentarlo, como quien se resigna a morirse algún día... porque es inevitable.
El cómo he llegado a esta conclusión, siendo mi única y exclusiva decisión el dejarlo, dependiendo sólo de mí encender otro cigarro, es un misterio. Quizás necesito creerlo para justificar mi propio camino: si lo dejé porque quise eso significa que también fumé 22 años porque quise; mejor una versión en la que primero fui víctima de una adicción incontrolable y después de la necesidad de abandonarla. Vivo sin tabaco como si fuera el producto de una renuncia irrevocable de la que no hubiera sido plenamente consciente. ¿Que quiero fumar? pues me digo que no, que no puedo, que ya no, que qué le vamos a hacer, que qué remedio. Y sé que no es la mejor actitud, pero ahora mismo es la única que vale.