Cuando te dan pena

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Steppen
6 Marzo 2018

 

Un barómetro que nos puede indicar cual es el estado de nuestro “mono” es la sensación que recibimos cuando vemos a gente fumando. El sábado fuimos a celebrar los dos meses a un pub de la playa con rock en directo. Yo sabía que era un riesgo. Las copas podían hacerme bajar la guardia y el ambiente podía asociar esta actividad a la época (cercana) en la que fumaba.

Estuvimos hablando de vez en cuando del tabaco, de mi extraña ausencia de mono y de la conveniencia o no de privarnos de ciertas actividades que siempre nos habían parecido muy reconfortantes. Estuvimos a caballo entre el interior del pub y la preciosa terraza que daba al mar con sus estufas de butano y sus cerramientos plásticos.

Mi pareja fuma y la estoy convenciendo para que lo deje. Ella fuma desde hace solo ocho años y, si lo deja ahora puede que ningún órgano se le quede dañado. No quiero ser muy paliza con ella, prefiero que decida hacer el intento cuando quiera, pero me duele cada vez que la veo fumar, y ese sentimiento desconocido hasta ahora, me sorprende. Y no solo me duele por ella, al lado nuestro había una pareja fumando sin parar, y no, no me daba envidia, todo lo contrario. Seguramente ellos dentro de su conversación no se daban cuenta del daño que se estaban haciendo. Hace unos meses yo estaba haciendo lo mismo.

Realmente fumar es absurdo, pero allí, el sábado, sabiendo que el tabaco los estaba matando lentamente, ellos me daban pena.