Sáb, 14/04/2018 - 20:56
Dicen que las adicciones tienen un denominador común: la búsqueda de la felicidad; pero esa felicidad es efímera y nadie atraviesa el camino de las drogas de incógnito, porque el precio que tenemos que pagar por el peaje es muy caro: nuestra vida.
Podríamos esnifar coca, inyectarnos heroína, tomar éxtasis, LSD e incluso peyote, con el objetivo de vivir nuevas experiencias, de pasarlo bien o de aprender de esas realidades paralelas que provocan en nuestro cerebro, pero no hace falta ser muy inteligente para intuir que el consumo habitual de estas drogas solo nos llevará al infierno de la adicción.
Por eso, nicotina, tú que careces de las características "mágicas" de las drogas anteriores, aunque provocas un mayor numero de víctimas, bájate de nuestro barco porque nosotros ya no somos tus esclavos, ya no necesitamos tu apoyo. No eres una droga que nos haga más sabios, no provocas euforia, ni siquiera puedes mover paredes onduladas inyectadas en colores psicodélicos. Tabaco, solo eres un peligroso y falso amigo.